
Un nuevo título, una nueva Copa y una virtud más ha mostrado Boca: superarse a sí mismo, mejorar, intentar ser cada vez un poco más grande. Así es este Boca que volvió a dar cátedra de cómo se juega una final en condición de visitante. Como aquella ante el Palmeiras o frente al Santos en el Morumbí. Como ante Real Madrid en Japón. Como esta noche en Porto Alegre en donde venció a Gremio por un global de 5 tantos de diferencia.
Podrá decirse que el rival no estuvo a la altura de una final de Libertadores, y es cierto. Sin embargo la pobre imagen que brindó Gremio no le quita méritos al equipo de Russo en el que brilló Juan Román Riquelme de una manera tan fuerte como nunca antes lo había hecho. El 10 siguió con su propio libreto, ese que escribió y que actúa de manera perfecta. Maneja los tiempos del partido y los de él mismo. Por momentos desaparece pero después dice presente y asombra. Boca ha jugado en los momentos más importantes de esta Copa al ritmo de Román. Con serenidad y criterio. Con inteligencia y contundencia. Lo de Riquelme en estos últimos partidos (¿serán sus últimos en Boca? mmmmm) ha sido sencillamente genial.
Pero este Boca no sólo se alimentó de Riquelme y su manejo, de Riquelme y sus goles (8 en total); también contó con un arquero seguro, atento, firme como Caranta. Con defensores sobrios y algunos en un nivel altísmo como Morel e Ibarra. Tuvo a un Ledesma que jugó su Copa consagratoria. A un grupo que se impuso ante todos. Que en sus rivales generó respeto y también miedo.
Desde el banco y en la semana, las indicaciones partieron de la voz de Miguel Angel Russo, un DT que finalmente le tapó la boca a varios con este logro, un hombre que pasó por todos lados, que vivió descensos, ascensos, caídas, distintas experiencias coperas como jugador y técnico en Central y Vélez, y que finalmente llegó a la cima de su carrera. Siendo simple, sabiendo llevar a un grupo que evidentemente sabía bien lo que quería y cómo conseguirlo por el peso de la experiencia.
En Boca en los últimos años han pasado muchos nombres. Desde aquel primer equipo de Bianchi con Román, Ibarra, Córdoba, Serna, Basualdo, Samuel, Bermudez, Guillermo y Palermo, quien dio lo suyo en la final. Pasando por la reafirmación de la gloria con el mismo conductor, con el Chelo Delgado, Battaglia y la misma base salvo el 9. Repitiendo dos años más tarde ya con otros nombres como Carlitos, Burdisso, Schiavi, el Pato Abbondanzieri, Cascini y también con el Virrey. La Copa, la verdadera Copa recién vuelve a tocarse hoy con los ya mencionados y con los Palacio, Banega, Cata Díaz y cia. Todos ellos han creado una mística, un espíritu de grandeza, de equipo copero que no tiene ni tuvo ningún otro en los últimos 15 años en el fútbol de esta parte del mundo.
Boca hoy por hoy, aunque le duela a los hinchas de River, es el único que le regala alegrías a los argentinos. Porque finalmente Boca representa a la Argentina. Y en un país tan futbolero como este que a nivel Selección lo único que se ha conseguido son frustraciones, ahí está Boca para levantar la bandera del fútbol nuestro, para ir a Brasil por tercera vez y dar la vuelta olímpica allá. Ganando por un 2 a 0 que pudo haber sido más si a Palermo no se le cruzaban los fantasmas de la Copa América de 1999. Venciendo en un clima extremadamente hostil.
Realmente queda la sensación de que al equipo de Miguel Russo se le hizo más fácil de lo imaginado vencer en la final a Gremio, que salvo Vélez en Liniers no tuvo un rival que le haga frente en serio en la fase decisiva, esa en la que matás o morís, esa en la que Boca los mató a todos por, entre tantas cosas, un Riquelme inspirado que vino a ganar la Copa y la levantó. Y que ahora busca su reivindicación como líder de la Selección argentina.
De la cobertura que realizaron tanto Fox Sports como Canal 13, no se puede dejar de mencionar la coincidencia de ambos. Con el mismo móvil (¿pago por el Pro?) pusieron al aire a Mauricio Macri quien obviamente no se iba a perder este momento para hacer campaña. El candidato tuvo primero por el 13 un fallido contacto con Martín Palermo y luego apareció en Fox Sports en donde quedó siempre visible en una ventana de la pantalla hasta casi las 2 de la mañana. "Coherencia. Buena gestión" repetía un Fernando Niembro que no ahorraba alabanzas para el hombre que será Jefe de Gobierno de Buenos Aires y que como cierre electoral prometió subirse al Flecha Bus descapotable para que le saquen la foto de "Campeón".
A no confundirse: una ciudad no es un club. Gobernar uno de los puntos más importantes del país no se compara con contratar jugadores y técnicos o ganar la Libertadores. Pero bue, ya sabemos que el fútbol es capaz de tapar todo, como tantas veces ya ocurrió.