Papelón

Vergonzosa eliminación de River de la Copa Libertadores. Vergonzosa y merecida, sin dudas. Para analizar esta caída, este enorme fracaso, hay que recordar que River perdió sus dos partidos ante Caracas FC, no se debe olvidar que fue derrotado en el Monumental por el mismo conjunto venezolano que ahora lo pasó por arriba jugando en Cúcuta, Colombia, ni siquiera como local en su país. Esto último se debe a la maniobra que realizó el dirigente riverplatense Norberto Alvarez quien elevó el pedido a la Conmebol para que no se le permita a Caracas jugar en su estadio ya que no cumplía con el reglamento en cuanto a la capacidad. Eso sumado al castigo para cuatro titulares del conjunto venezolano quienes no pudieron disputar este partido clave, genera una mueca de satisfacción por la victoria de los nacidos en un país que el beisbol es el deporte más popular. Tomemos dimensión verdadera de lo que pasó: un equipo argentino fue derrotado por uno de Venezuela, no una sino dos veces. El equipo argentino es uno de los más grandes del Mundo y presentó en cancha a un equipo cotizado en algo más de 20 millones de dólares. River actuó con dos jugadores que les salió mucho dinero y quienes sus últimos años estuvieron en Europa, Rosales y Ponzio. Tuvo a Fernando Belluschi quien hasta hace muy poco era considerado el mejor jugador del fútbol argentino. También contó con Farías, un goleador de más de 100 goles. Todo con la dirección técnica de un técnico que participó de un Mundial y tiene casi 20 de trayectoria.

Sin embargo nadie fue realmente útil para continuar el camino en ese trofeo que siempre termina siendo esquivo para los de Nuñez y sobre todo para Daniel Passarella que vuelve a caer eliminado en primera ronda. La primera vez fue en 1991 con el recordado empate de Boca y Oriente Petrolero, claro que aquella debacle no fue solamente por el arreglo; River perdió los dos clásicos y cayo en sus dos visitas a Bolivia. En 1993, el techo volvió a ser la primera fase. Newell's y los paraguayos Olimpia y Cerro Porteño finalizaron por encima del equipo de Passarella en la tabla del grupo. Pasaron 14 años de la última vez y River vuelve a ser eliminado en la etapa inicial. La historia se repitió con el mismo entrenador pero con un panorama más complejo en cuanto a lo institucional. Hoy River es un verdadero desastre que pocos se animan a descubrir por la protección mediática que cuenta José María Aguilar. No hay que olvidarse en este momento de pésimos resultados deportivos, de la venta de parte de los pases de Gonzalo Higuaín y Fernando Belluschi al Locarno, equipo de la segunda división suiza (?), de la desesperación que mostró Passarella para que se haga el pase de Rosales, de los 22 millones de dólares que invirtieron para el éxito, de los tiros en los quinchos, de Alan y Adrian con oficinas propias, de Mario Israel y sus inversores, de las exigencias a Ariel Ortega pese a su alcoholismo.

Hoy antes de la derrota, en La Nación, la columna firmada por Martín Castilla recordó los manejos históricos que la dirigencia de River realizó para ser favorecido en la Copa. Pese a esos beneficios esta vez el final fue el debido.

Mientras el dolor de la derrota golpeaba el cuerpo de los jugadores, Tití Fernández corría a alguien que de la cara y terminó, fiel a su manera, poniéndole el micrófono a Augusto Fernández para que se haga cargo del fracaso. Luego sí apareció el responsable del equipo que apenas sacó 5 puntos de 15 en juego. Dijo: "Esto continúa, no me rindo. Fracaso es con rendición. Y ya hablé con José María y acordamos que vamos a seguir juntos hasta fines del 2009 ". Pobre River.